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sábado, abril 13, 2024

Diabetes en el embarazo

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El nombre diabetes mellitus hace referencia a un grupo de enfermedades caracterizadas por la elevación de la glucosa (azúcar) en la sangre.

La glucosa es una fuente fundamental de energía para nuestro organismo que proviene de la dieta y de los depósitos del hígado en forma de glucógeno,  durante el ayuno, el hígado se encarga de liberar glucosa para que así siempre haya azúcar disponible para ser utilizada por el organismo, algunos órganos, como el cerebro, únicamente utilizan glucosa como alimento.

Para que la glucosa de la sangre entre en el interior de las células y pueda ser utilizada como energía, precisa la acción de una hormona secretada por el páncreas llamada insulina.

La diabetes gestacional es la intolerancia a la glucosa que se desarrolla durante el embarazo apareciendo generalmente durante el segundo trimestre, entre 2 y 10 mujeres embarazadas de cada 100, desarrollan diabetes gestacional, la mayoría de las pacientes que desarrollan diabetes gestacional suelen volver a la normalidad después del parto si bien su riesgo de desarrollar diabetes en el futuro es alto.
La diabetes gestacional debe ser tratada para evitar complicaciones en la madre y en el feto.

¿Por qué se produce la diabetes gestacional?


Algunas de las hormonas que se producen a lo largo del embarazo tienden a producir un aumento del azúcar en sangre, con el objetivo de que nunca pueda haber una bajada de azúcar que afectaría gravemente al feto, en la mayoría de las mujeres esta tendencia a la elevación del azúcar es contrarrestada por una mayor secreción de insulina desde el páncreas de la madre, sin embargo, en ocasiones, la secreción de insulina no es suficiente para normalizar los niveles de azúcar, llevando a que se produzca una diabetes.

La diabetes gestacional no produce síntomas. Por ello es muy importante realizar los análisis necesarios para detectarla.

La diabetes gestacional puede producir diferentes complicaciones:

En el feto:

  • Si aparece desde el inicio del embarazo puede producir abortos espontáneos y malformaciones fetales.
  • Si aparece durante el segundo y tercer trimestre de la gestación, puede producir un crecimiento exagerado del feto que se traduce en un peso superior al esperado en un fetonormal.
  • Niveles bajos de azúcar en sangre al nacer.

En la madre:

  • Mayor riesgo de muerte durante el embarazo como consecuencia de una preeclampsia.
  • Mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2 en el futuro.

Si bien es difícil predecir qué mujeres desarrollarán diabetes gestacional, las probabilidades con los siguientes factores de riesgo:

  • Se ha tenido diabetes gestacional en embarazos previos.
  • Existe sobrepeso antes de quedar embarazada.
  • Los niveles de azúcar en orina están aumentados.
  • Existe intolerancia a la glucosa.
  • Existen antecedentes familiares de diabetes.
  • Se han tenido hijos que hayan pesado 4,5 Kg. o más al nacer.
  • Se ha dado a luz a recién nacidos muertos.
  • Si existe demasiado líquido amniótico.
  • Si la edad materna es superior a 35 años.

En la primera visita prenatal de cualquier mujer se deben realizar los análisis adecuados para descartar la presencia de una diabetes, en general una determinación de glucosa basal y una hemoglobina glicosilada, este análisis permitirá diferenciar de si la paciente tiene una diabetes previa al embarazo o una verdadera diabetes gestacional.

En toda mujer embarazada en la que no existe un diagnóstico previo de diabetes se debe de realizar una búsqueda de diabetes gestacional entre las semanas 24 y 28, los criterios de diabetes gestacional difieren de los de diabetes no gestacional dado que los umbrales de glucosa que se asocian con efectos adversos en la madre, feto o el periodo neonatal son más bajos que los considerados como criterios de diabetes en las mujeres no embarazadas.

Las embarazadas con diabetes gestacional deben:

  • Medir ellas mismas sus niveles de azúcar en sangre varias veces al día, pinchándose en el dedo.
  • Seguir una dieta baja en azúcares simples de acuerdo con las recomendaciones del médico. La dieta debe ser individualizada con un aporte calórico según las necesidades de cada mujer. En general se debe:

Realizar un aporte de calorías similar cada día, algo fundamental si se recibe tratamiento con insulina.

  • Distribuir las calorías en al menos 3 comidas principales poco abundantes y 2 entre tiempos, a media mañana y al acostarse.
  • Tomar alimentos ricos en fibra para evitar el estreñimiento y reducir la glucosa en sangre.
  • Beber abundantes líquidos.
  • Realizar ejercicio físico frecuente. Las mujeres habituadas al ejercicio antes del embarazo pueden continuar con lo que hacían antes de quedar embarazadas evitando:

Después del primer trimestre, ejercicios en los que haya que tumbarse boca arriba. El aumento del peso del útero puede presionar vasos sanguíneos importantes y producir desmayos.

Correr en días calurosos y húmedos, el aumento rápido de la temperatura corporal puede dañar al feto.

Pilates, puede realizarse si son clases especiales para embarazadas pero las clases normales de Pilates concentran mucho ejercicio en la espalda y no benefician a las embarazadas.

Las mujeres no habituadas al ejercicio deben consultar previamente con su ginecólogo.

  • Evitar una ganancia exagerada de peso.
  • Controlar su tensión arterial.
  • En ocasiones, cuando la glucosa en sangre se encuentra alta y no puede controlarse con la dieta, es necesario el empleo de insulina.

Si se utiliza insulina es importante comer a horas fijas, tomando un número similar de calorías en cada una de ellas a lo largo de los días, también es importante mantener una actividad física similar a lo largo de los días, con todo ello se evitarán bajadas de azúcar (hipoglucemias).


Las embarazadas con diabetes gestacional deben acudir a consulta con más frecuencia que las embarazadas normales. La frecuencia con la que deben acudir depende del estado general de la madre y de si utiliza o no insulina. En cada consulta se:

  • Revisa al bebé.
  • Pregunta sobre la alimentación.
  • Comprueban los niveles de azúcar en sangre.
  • Modifica la dosis de insulina (si se está con insulina).

Tras el parto la madre debe seguir una dieta normal. En principio no necesita continuar controlándose los niveles de azúcar en sangre ni inyectándose insulina si la hubiera necesitado.

Lo más probable es que la diabetes desaparezca y los niveles de azúcar en sangre vuelvan a la normalidad en unas 6 semanas después del parto debido a que desaparecen las hormonas del embarazo que interferían con la acción de la insulina. No obstante, las mujeres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de su vida, por lo que deben seguir revisiones periódicas al respecto.
Entre las 6 y 8 semanas después del parto se suele realizar una prueba de control.

La diabetes gestacional no aumenta las probabilidades de que el niño sea diabético en el futuro.

Sin embargo, los hijos de madres que han tenido unos niveles elevados de azúcar a lo largo de su embarazo, por no haber sido diagnosticadas o por haber mantenido un mal control de su azúcar, son más propensos a desarrollar obesidad y alteraciones del metabolismo de los carbohidratos con los años.

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