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lunes, octubre 21, 2024

VIH y embarazo

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La infección por el virus de inmuno deficiencia Humana (VIH) tiene una importancia relevante en la reproducción desde el momento de la concepción por el riesgo de la transmisión sexual a la pareja, hasta la posible infección del feto y recién nacido y la necesidad del uso de Tratamiento Antiretroviral.

Una adecuada identificación de la mujer portadora del virus del VIH, permite disminuir o incluso evitar la transmisión materno-fetal (Transmisión Vertical); por ello, los esfuerzos deben ir encaminados a asesorar a la mujer desde antes de la concepción, protegiéndolas durante el embarazo y así disminuir el riesgo que nazcan niños infectados con VIH.

La transmisión vertical (TV) natural del VIH, en ausencia de terapia y profilaxis materna, puede producirse en un 14-25% de los casos. La TV se puede producir intraútero (25-40% de los casos) o intraparto (60-75% de los casos). La lactancia materna aumenta el riesgo en un 16% en casos de infección establecida. El tratamiento antiretroviral (TAR) durante el embarazo y la implementación de las diferentes medidas preventivas de la transmisión vertical (cesárea electiva en casos seleccionados, lactancia artificial, profilaxis intraparto, tratamiento del recién nacido…) ha reducido la tasa de TV del VIH a cifras inferiores al 2%, e inferior al 0.5-1% si se aplican las distintas medidas de forma óptima. En la actualidad, una infección controlada con TAR y carga viral indetectable, se considera no transmisible ni por vía sexual, ni por transmisión vertical si la gestante se encuentra en esta situación antes del embarazo y la mantiene durante el mismo.

La infección por VIH y el TAR se asocian a complicaciones gineco-obstétricas como mayor susceptibilidad a infecciones de transmisión sexual, subfertilidad, aborto, parto prematuro, rotura prematura de membranas, preeclampsia, retraso de crecimiento intrauterino (CIR) y muerte fetal intraútero.

El objetivo del control de la gestante con infección por el VIH se basará en la estabilización de la enfermedad (TAR), en la prevención de la transmisión materno-fetal (TAR materno y en el recién nacido, lactancia artificial, cesárea electiva en casos seleccionados) y en la prevención de las complicaciones obstétricas más frecuentes en estas pacientes. Debe realizarse a toda gestante la serología VIH en la primera visita, tras ofrecerle una información clara al respecto (consentimiento informado oral). Este primer paso es básico para poder ser eficaces en la disminución de la TV.

Se repetirá la serología VIH durante el tercer trimestre de embarazo a todas las gestantes, con el fin de identificar las seroconversiones. Las gestantes con infección por el VIH deberán ser atendidas durante el embarazo, parto y posparto por un equipo multidisciplinar: especialista en medicina materno-fetal, especialista en enfermedades infecciosas o en medicina interna, pediatra, neonatólogo, anestesiólogo y psicología.

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