Se considera que la educación temprana es beneficiosa para una amplia gama de materias. Los patrones de conducta, los hábitos alimentarios, los eventos naturales, los horarios familiares o el manejo emocional son algunos de los problemas que los niños deben comenzar a resolver en el hogar y en la escuela desde una edad temprana. Lo mismo debería suceder con temas como la educación emocional o las conductas peligrosas y la prevención de adicciones, realidades que muchas veces se viven de manera incómoda y se inclinan erróneamente a detenerse hasta que el receptor ya es un adolescente.
En cuanto a cómo hablar con los niños sobre sexo, cuando entran en esta etapa de crecimiento, el cuerpo crece más rápido, se eliminan las conexiones sinápticas no utilizadas en el cerebro, y también se eliminan las áreas responsables de las funciones ejecutivas. A nivel psicológico, las personas desean la independencia y la separación de sus padres, para poder entablar amistades y así establecer relaciones emocionales más íntimas.
Por supuesto, todo esto dificultará la comunicación con nuestros hijos adolescentes en unos años, porque su sexualidad interior despertará y ocupará un lugar importante en sus valores.
La clave para saber hablar con los niños sobre sexo.
El objetivo de la familia es acompañar a los niños durante todo su proceso de desarrollo sexual y psicológico. Entienden su cuerpo, entienden los cambios que ocurren en el cuerpo y las razones de estos cambios. Se deben transmitir los sentimientos, conceptos y valores familiares para garantizar que los jóvenes tengan un conocimiento suficiente del sexo.
No solo información biológica, sino también información emocional, respetando el cuerpo de uno mismo y de los demás. Solo podemos lograr este objetivo a través de la educación emocional.
Problemas con los padres y las madres y con las relaciones sexuales con sus hijos.
Puede pensar que no sabe cómo hablar de sexo con sus hijos, porque nuestra generación generalmente no recibió educación emocional en la infancia. Nadie nos dice métodos importantes, como:
¿Qué contar?
Una amplia gama de comportamientos sexuales, no solo aspectos reproductivos.
Dimensión emocional
Se debería dialogar de sexualidad con los hijos e hijas a partir de los sentimientos, las cuales han de conformar parte de la plática indefectiblemente. Y además, bastante relevantes, los valores que cada núcleo parental desea incorporar en dicha enseñanza afectivo sexual de sus hijos e hijas.
Si no hablamos de sexualidad con nuestros propios hijos e hijas, es viable que nuestros propios adolescentes se introduzcan en el planeta sexual por medio de la pornografía.
Frente a esta realidad, las madres y los papás nos enfrentamos a nuevos desafíos como ofrecer contestación a preguntas como las colaboraciones coitales en la juventud, las interrelaciones afectivas o el debate sobre puntos como el equilibrio o la prevención de la violencia de género.
Además de dichos desafíos que constantemente se han dado en la fase muchacho, hay preocupaciones que no existían en la era de los progenitores, como la predominación de los mensajes en las redes sociales o las novedosas maneras de tener relación y comunicarse.
Y nosotros mismos debemos transmitirles nuestra forma de comprender la sexualidad en la juventud y, más que nada, valores y herramientas para que aprendan a ver más allá de esta y cuiden su interacción con ellos mismos y con los demás.
Hablar con naturalidad con ellos
El sexo es un componente natural para la gente, al igual que otras ocupaciones fisiológicas.
Fundamental abordar además con ellos y ellas la predominación de las redes sociales y los modelos de internet en las colaboraciones coitales y afectivas en la juventud, los cambios de mentalidad en relación a las interacciones afectivas o sobre ciertos peligros como la entrada precoz a la pornografía, o exhibicionismo en la red, el sexting y el grooming, etcétera.
Recibir una buena enseñanza sexual es primordial, no solo a corto plazo, o sea, para que el joven supere sin peligros sus fases de maduración física y psíquica, sino además para entablar la conducta sexual que va a tener el adolescente una vez que sea maduro.