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domingo, abril 21, 2024

Una mirada distinta a la homofobia

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El siglo XXI ha traído consigo grandez actualizaciones y modernizaciones a muchos sistemas del ser humano, la sexualidad no ha sido la excepción, actualmente se habla con mayor libertad y tranquilidad sobre las preferencias, orientaciones y prácticas sexuales, pero toda esta modernización y apertura ha arrastrado consigo un término que engloba el rechazo hacia la comunidad homosexual por sus preferencias sexuales.

La homofobia ha acompañado la evolución del ser humano en términos de sexualidad, podemos decir que en estos tiempos mucho ha cambiado, pero no es así, la intolerancia, falta de respeto e incluso odio hacia personas que tienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo – homosexuales – es más frecuente de lo que se cree y se encuentra tan arraigado en muchos sectores de la población que desde la corriente psicológica se concuerda en un severo problema de actitud negativa e irracional a estas prácticas.

El término “homofobia” es ampliamente utilizado para describir el fenómeno del prejuicio, estigma o discriminación hacia las personas que mantienen relaciones sexuales con otras de su mismo sexo o que no se ajustan al modelo masculino-femenino, especialmente en el caso de las personas “trans”. Actualmente, se han acuñado más términos despectivos que acompañan a la homofobia, tal es el caso del odio, hostilidad e intolerancia.

Si bien es cierto muchas organizaciones se han planteado erradicar el uso de la palabra homofobia dada su raíz etimológica que deriva en el sufijo “fobia” pues esta resultaría en el uso inadecuado del término dado que se interpretaría desde la jerga psicológica como “miedo irracional e intenso a las personas homosexuales”, desde la realidad aplicada al contexto sabemos que nos enfrentamos ante actitudes (emociones, pensamientos y acciones) que derivan en odio, prejuicio y rechazo a la comunidad homosexual, por ende, se sugiere el acuñar el término “antihomosexual” ya que no nos enfrentamos a una patología psicológica.

Algunos ejemplos de prácticas antihomosexuales son observables en países altamente intolerables que penalizan la homosexualidad, organizaciones y movimientos que transgreden el derecho de la libre elección sexual y porque no, la cultura misma. Desde la Psicología se conoce que este último aspecto radica en el estilo de crianza al que somos sometidos desde nuestra infancia, la opinión negativa, la idea errónea e incluso la discriminación directa a las personas homosexuales desencadenan la elaboración de un juicio anticipado y sesgado por terceros (en este caso asumimos que los padres y la cultura machista misma).

Las consecuencias psicológicas de implantar un concepto negativo y promover una actitud machista son muchas, las más peligrosas son la intolerancia a las personas homosexuales, la dificultad de aceptar o reconocer tu propia orientación y preferencia sexual por temor a ser rechazado desencadenando severos problemas de autoestima, autoconfianza, aceptación, ansiedad, depresión y fobias sociales. El mayor riesgo de continuar aceptando o promoviendo las practicas antihomosexuales es el suicidio pues un abordaje errado de esta situación trae consigo disturbios psicológicos y desequilibrios a la personalidad de la persona tras intentar vivir un vida o estilo de vida que no congenian con nuestra verdadera forma de ser y elegir.

Mas allá de una cultura antihomosexual hacia las personas homosexuales por parte de personas “heterosexuales” son los comportamientos antihomosexuales que deben adoptar las personas que, aunque no están de acuerdo con estas ideas, desean encajar en un grupo social.

Desde una mirada patológica y psicológica podemos observar la tendencia a la depresión, la ansiedad, dificultades de autoestima, alteraciones en la conducta e incluso severos trastornos de identidad en ambos grupos sociales, por un lado, tenemos a tantas personas homosexuales o que no forman parte del esquema masculino/femenino dado que reciben directamente los rechazos, exclusiones, insultos, etc.  O de quienes deben mantener un perfil antihomosexual ya sea por temor a ser rechazados o no están de acuerdo con estas prácticas pero que la presión social les antecede.

Es muy poco conocido que este último grupo también puede experimentar severos disturbios psicológicos, tales como las alteraciones o disociaciones de identidad, es decir comportarse diferente a como lo desean, ansiedad ante estos comportamientos, culpa y resentimiento que al no ser tratados y procesados correctamente infringen en alteraciones aun mas severas.

«La aceptación y convivencia sana a las decisiones de vida de otra persona en el plano sexual son fundamentales para un ambiente armonioso

Y de respeto mutuo, las personas homosexuales al igual que todos sin distinción de raza, credo religioso, posición económica, estado y cualquier aspecto cultural debe ser respetada pues las preferencias y orientaciones sexuales no te limitan de gozar de todos los derechos plenos como persona.

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